Se han descrito una serie de situaciones familiares y personales que ocurren de manera más frecuente en las familias en las que aparecen casos de maltrato infantil, por tanto, estas se consideran,

Factores de riesgo, entre ellas están:

  • Historia de maltrato físico en la infancia: las experiencias infantiles de maltrato constituyen una predisposición a que la relación con los propios hijos sea inadecuada o maltratante.
  • Ausencia de apoyo social: diversos estudios plantean la posibilidad de que los padres maltratantes posean una red deficitaria de apoyo social.
  • Problemas en los padres maltratantes: situaciones como el abuso de alcohol, las toxicomanías, las alteraciones psicológicas o la baja autoestima suele estar presentes en los sujetos con problemas de maltrato hacia sus hijos.
  • Parece frecuente que en los padres o madres maltratantes se encuentren, normalmente, sentimientos de incapacidad para mejorar su vida y su situación personal lo que puede colaborar a reducir sus posibilidades de hacer frente de manera efectiva a las situaciones de crisis.

Tipologías de maltrato infantil

Breve descripción de las más importantes y frecuentes:

  • Maltrato físico: cualquier acción no accidental por parte de los padres o tutores que provoque daños físicos severos, enfermedad en el menor o le coloquen en grave riesgo de padecerlo. Incluye agresión física, administración de drogas alcohol y fármacos potencialmente peligrosos, y utilización de castigos gravemente inapropiados.
  • Negligencia física: las necesidades físicas, de seguridad o formativas básicas del menor no son atendidas de manera adecuada por ningún miembro del grupo que convive con él y sus padres o tutores. La situación se presenta de forma continuada. Aunque uno o ambos padres o tutores muestren conductas negligentes, si hay otras personas adultas en la unidad familiar que se ocupan de satisfacer las necesidades del menor, la situación no se suele calificar como negligencia.
  • Maltrato emocional: falta persistente de respuesta a las señales, expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el menor, y falta de iniciativa de interacción y contacto, por parte de una figura adulta estable. Incluye la negligencia hacia necesidades de interacción y afecto, hacia necesidades de atención específica de problemas emocionales y hacia necesidades de normas, límites y valores positivos.
  • Abuso sexual: cualquier clase de contacto e interacción sexual entre los padres o tutores y el menor en la que el adulto, que por definición posee una posición de poder o autoridad sobre el menor, usa a éste para su propia estimulación sexual, la del menor o la de otra persona.
  • Incapacidad parental de control de la conducta del menor: los padres o tutores hacen dejación de su responsabilidad de controlar y manejar de manera adaptativa el comportamiento del menor. Incluye la incapacidad de controlar y manejar problemas serios de comportamiento en el domicilio familiar o conductas altamente problemáticas y desadaptadas que el menor presenta fuera del domicilio familiar.

J. Miguel San Martín Rodríguez. Psicólogo sanitario