Siempre que se aproxima una oleada de calor, escuchamos como los niños y las personas mayores son los principales damnificados. En estos casos es importante seguir una serie de recomendaciones:
Evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día.
No esforzarse demasiado cuando esté haciendo mucho calor.
Si tenemos que salir permanecer a ser posible a la sombra.
Cubrirse la cabeza con un sombrero o gorra y vestirse con ropa ligera de colores claros.
Cerrar las persianas y echar los toldos en las fachadas expuestas al sol.
Es importante refrescarse, sobre todo durante las horas de más sol, que suelen ser entre las 3 y las 5 de la tarde. Aunque no tengamos los síntomas nos puede dar un mareo o sufrir un golpe de calor.
Debemos beber bastante agua y con frecuencia (al menos 2 litros diarios), aunque no sintamos sed, e ingerir alimentos con frecuencia.
Ducharse frecuentemente durante el día o refrescarse con paños húmedos.
Evitar el alcohol, las bebidas con cafeína y las comidas calientes.
Aumentar el consumo de frutas de verano y verduras (gazpachos ligeros y ensaladas frías) para recargar el organismo de sales minerales.
Permanece en los sitios frescos de nuestra vivienda.
Debemos recordar una serie de aspectos como que:
Existen situaciones de agotamiento por calor y/o aparición de calambres que requieren también de cuidados de rehidratación. En estos casos es necesario cesar toda actividad, beber líquidos y refrescar el cuerpo.
En caso de calores intensos las personas mayores deben estar acompañadas, y ante la aparición de síntomas solicitar atención médica.
J. Miguel San Martín. Psicólogo sanitario