La hipertensión arterial
Los trastornos cardiovasculares son la principal causa de fallecimientos en el mundo y asociada a todos ellos se encuentra la hipertensión arterial.
Hay dos grandes tipos de hipertensión, en razón de su origen:
La hipertensión esencial o primaria, cuyo origen no puede ser determinado orgánicamente.
La hipertensión secundaria, debida a un fallo o daño orgánico.
Causas de la hipertensión arterial
Una de las explicaciones más aceptada para una salida cardíaca elevada al inicio del trastorno de hipertensión ha sido la hipótesis de la primacía del riñón (Kaplan, 1978). Ésta hipótesis supone que en la primera etapa la salida cardíaca está inicialmente elevada debido a un aumento del volumen sanguíneo causado por una retención primaria de sodio y líquido, o por una insuficiencia secundaria de los riñones para excretar líquido. Con una salida cardíaca elevada, una cantidad de sangre mayor de la que se requiere circularía a través de los tejidos. Este fenómeno proporcionaría un exceso de elementos nutritivos y, en respuesta a ello, los vasos se contraerían en un intento de disminuir el flujo sanguíneo (autorregulación).
Evaluación de la hipertensión arterial
El sistema de evaluación más comúnmente utilizado ha consistido en la mera distinción entre normotensión e hipertensión, aunque la información que se consigue con este método es limitada, una evaluación más compleja proporciona una información mucho más precisa, además de evaluar los factores hemodinámicos, es necesario evaluar los factores psicosociales y facilitadores que estén incidiendo en el mantenimiento de una presión arterial elevada.
Para la evaluación de los factores hemodinámicos habrá de obtenerse información de la presión arterial, tanto sistólica, corresponde al valor máximo de la tensión arterial en sístole (cuando el corazón se contrae). Se refiere al efecto de presión que ejerce la sangre eyectada del corazón sobre la pared de los vasos. Como diastólica (corresponde al valor mínimo de la tensión arterial cuando el corazón está en diástole o entre latidos cardíacos). Depende fundamentalmente de la resistencia vascular periférica. Se refiere al efecto de distensibilidad de la pared de las arterias, es decir el efecto de presión que ejerce la sangre sobre la pared del vaso.
Las condiciones bajo las cuales debe realizarse la medición deben comprender, por un lado, la medición basal que sirva como línea base de referencia, para cuya realización puede utilizarse un período entre 10 y 20 minutos de relajación y, por otro lado, una medición bajo influencia de afrontamiento activo. La diferencia entre una presión normal y una reactiva o normal-alta podremos realizarla comparando los resultados en tasa cardíaca y presión sistólica, para las condiciones de afrontamiento activo y pasivo. Cuanto más semejantes sean las elevaciones de las presiones sistólica y diastólica, o menores las diferencias en esta última entre afrontamiento activo y pasivo, mayor elevación de las resistencias periféricas y, por lo tanto, mayor cronificación del trastorno.
Evaluación de los factores psicosociales
En cuanto a la evaluación de los factores psicosociales de forma general habrá que detectar si se han producido cambios en las situaciones o estilos de vida, habrá que evaluar así mismo los entornos estresantes. La delimitación de las situaciones estresantes y la forma en que el sujeto responde ante ellas, es otro de los puntos importantes de la evaluación y, más concretamente, de cara a un entrenamiento para el manejo de tales situaciones, que en la mayoría de los casos será la base sobre la que se monte el programa terapéutico. La evaluación de los hábitos alimenticios, el consumo diario de cigarrillos, es otro punto importante. Además es conveniente realizar un registro continuado de los niveles de presión arterial.
Con la información obtenida en la evaluación es posible realizar una estimación del patrón hemodinámico que presenta la persona y así saber cuáles son los principales mecanismos implicados en el trastorno.
Intervención de los factores psicosociales
Métodos empleados en el control de la presión arterial son las distintas técnicas de relajación que han probado su efectividad, todas buscan una reducción de la actividad, especialmente de la tensión muscular.
Las técnicas para el control de factores psicosociales, pasan por las distintas técnicas de modificación conductual, el control de los efectos facilitadores pasan por controlar la ingesta, tanto de alcohol, café, sodio o grasas, como de la dieta general para mantener un peso normal y estabilizado. También se debe controlar el consumo de tabaco y de fármacos que puedan tener efectos activos sobre el sistema cardiovascular. La actividad física es otro punto importante, de tal manera que, de ser escaso, debe incluirse un entrenamiento en ejercicios físicos.
J. Miguel San Martín Rodríguez. Psicólogo sanitario.