¿Qué es la demencia?
Existe un síndrome caracterizado por deterioro adquirido y persistente de la función intelectual, con afectación de la actividad mental, en cuanto al lenguaje, la memoria, las funciones ejecutivas, la personalidad y la aparición de trastornos emocionales.
Se trata de la demencia, que produce un claro deterioro emocional, de la conducta social y de la motivación. Los cuidadores que atienden al mayor dependiente deben dar a este lo que tanto necesita: amor, afecto y apoyo que le ayuden a elevar la autoestima.
¿Cómo actuar con una persona con demencia?
Una de las situaciones más problemáticas es cuando el mayor con algún tipo de deterioro cognitivo se vuelve agresivo y violento, ocasionalmente ocurre, por varias razones, como la pérdida de control, la desorientación, la presencia de delirios, desinhibición, pérdida de habilidad para expresar sin violencia sus sentimientos negativos, sentimientos de frustración, dolor oculto, cambios en la rutina diaria, descompensación en los medicamentos, procesos infecciosos, etc.
En estos casos lo más importante es:
• Nunca gritarles o regañarles.
• Mantener la calma, no debemos mostrar miedo o alarma.
• Respetar su espacio, y libertad de movimientos en la medida de lo posible.
• Dirigir su atención hacia otras cosas (hablarles de cualquier cosa de forma tranquila con el fin de distraerle).
• Explicarles lo que van a hacer o donde van a ir y darles su tiempo.
• Averiguar que causó esa reacción para evitarlo en el futuro.
Los enfermos de Alzheimer presentan una serie de trastornos psicológicos y comportamientos anormales, como depresión, ansiedad, ir de un lado para otro, hacer ruido, negarse a los cuidados, escaparse, enfadarse con facilidad, tirar la comida, gritar, insultar, etc. Estos trastornos y comportamientos representan unas de las consecuencias de la enfermedad que provocan mayor discapacidad.
¿La demencia es igual para todos los pacientes?
No todos y cada uno de los trastornos se dan en cada paciente. Se dan combinaciones y predominios de algunos de ellos, hay algunos de estos problemas que son realmente frecuentes. Debemos tener en cuenta que estas conductas son provocadas por la enfermedad y que el enfermo no lo hace voluntariamente. Ante estos problemas, un adecuado tratamiento es fundamental y produce en la mayoría de los casos, una notable mejoría de la calidad de vida de los pacientes y de sus cuidadores.
El tratamiento es complejo y difícil por diversos motivos: Las capacidades mentales y de comunicación pueden estar tan alteradas, lo que imposibilita un adecuado contacto con la persona.
En muchas ocasiones, el problema no se soluciona con la supresión de sus causas ni con medidas de modificación del entorno, y hay que iniciar tratamientos farmacológicos. Muchos fármacos producen efectos adversos (somnolencia, rigidez, sequedad de boca, molestias abdominales, etc.) y repercuten negativamente en las capacidades mentales del paciente. Con frecuencia coexisten problemas médicos (enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, diabetes, etc.) que complican el manejo del paciente y el uso de fármacos.
¿Cual es la mejor terapia para una persona con demencia?
La mejor aproximación terapéutica debe combinar tres aspectos: Información, consejo y apoyo familiar. Cambios en el entorno del paciente para minimizar las causas de problemas psicológicos y de comportamiento: ambientes tranquilos, rutinas, simplificar al máximo toda acción, etc. Medicación adecuada, si fallan las intervenciones no farmacológicas. Hay que tener en cuenta que la aparición de estas alteraciones puede ser secundaria a otras causas que deben descartarse: Afecciones médicas (infecciones de orina o gastrointestinales, resfriados, fiebre alta, deshidratación o estreñimiento…) Efectos secundarios de la propia medicación Dificultades sensoriales del propio paciente, especialmente de la visión o audición. Como hemos comentado la adaptación del ambiente es muy importante, es fundamental establecer un entorno físico, emocional y social que facilite y permita el mejor rendimiento de la persona, con el fin de desarrollar al máximo sus capacidades sin sufrir frustraciones. Para ello debemos conseguir que el entorno sea, sencillo, estable y seguro.
Otro aspecto de suma importancia es la actitud de los cuidadores, las actitudes más importantes a la hora de cuidad a personas con E.A., deben ser:
• Respetar los gustos y las costumbres del paciente.
• Expresar sentimientos de afecto y mantener el sentido del humor.
• Tener paciencia y darle tiempo para que pueda realizar las cosas por sí solo.
• Expresar empatía, comprendiendo las emociones y sentimientos del paciente.
• Ser comprensivos y tolerantes, evitar los comentarios negativos y las mofas.
• Tener capacidad de realizar cambios y adaptarse a las necesidades y al ritmo del enfermo. Son muy importantes la flexibilidad, la adaptación y la imaginación.
• Velar por su seguridad, evitar todo peligro.
• Buscar ayuda siempre que sea necesario.
J, Miguel San Martín. Psicólogo sanitario