El dolor crónico es un problema que condiciona de forma determinante la calidad de vida de la persona que lo sufre llevándola incluso a padecer trastornos emocionales, de sueño y alimentación.
Sin embargo, el dolor tiene una condición de subjetividad cuyo entendimiento puede abrir una vía para poder aliviarlo y mejorar la calidad de vida.
Factores que influyen sobre el dolor
No todos los dolores son iguales e incluso el dolor que uno sufre puede variar de un día a otro. El cansancio y los cambios emocionales, por ejemplo, pueden contribuir a intensificar el dolor.
Lo mismo ocurre cuando uno se concentra en el propio dolor, está deprimido o se encuentra en un estado de ansiedad.
Conociendo nuestro dolor
Por ello es muy importante que la persona aprenda, en primer lugar, a conocer el propio dolor, es decir, cómo varía en función de la actividad que se realiza (movimientos o acciones concretas), cómo le afectan los diferentes estados de ánimo, etc. Esto le ayudará a adaptar, su actividad, pensamientos y emociones de modo que se transformen en una actitud positiva que le permita controlarlo o aliviarlo.
¿Qué podemos hacer?
Hay que ser consciente, por tanto, que la propia mente desempeña un papel importante en la forma en que se percibe el dolor y la respuesta ante el mismo.
Hay que evitar que el dolor se constituya en el centro de nuestra vida y centrarnos en nuestro bienestar: disfrutar de actividades con familiares o amigos, hacer prevalecer el sentido del humor, hacer ejercicio regularmente (siempre que éste no aumente el dolor), seguir una dieta saludable, dormir y descansar lo suficiente, aprender técnicas de relajación, evitar aquellas actividades, movimientos o actitudes que intensifican el dolor, etc.
El apoyo terapéutico nos puede ayudar en gran medida.
Pero si mantener una actitud positiva ante el dolor es importante para aprender a controlarlo, no lo es menos establecer un plan de tratamiento que vaya más allá de la toma de medicamentos: masajes, fisioterapia, terapia de electroestimulación, aplicación de frío y calor, masajes, relajación, psicoterapia, etc.
J. Miguel San Martín. Psicólogo sanitario